miércoles, 25 de noviembre de 2009

Taller-cuaderno realismo v01.txt

(Martes 13/08/02)

Era tiempo de crisis, o como solían llamarlo algunas nutrias mutantes habitués de PlayCenter , era Time Crisis 2.
La gente estaba demasiado nerviosa.
Crecían los índices de pobreza y desempleo, y las calles se convertían en el delirio persecutorio de la mente de la ciudad.
No era el lugar ni la época más deseable para vivir, pero como dijo un gran Itsar, portador del fuego sagrado de Anor, "depende de nosotros qué hacer con el tiempo que nos toca".
El olor a mierda se encontraba por todos lados, como un amigo podrido salido del agujero del orto de un perro.
Así olían las cosas cuando empezó a correr la bola acerca de la "Gran Caceroleada".
En esos días se acostumbraba salir a las calles con utensillos de cocina para golpearlos y generar ruidos (en ocasiones grandes y elaboradas obras maestras) como demostración de disconformidad hacia las instituciones, los gobernantes, y, dependiendo del individuo, disconformidad hacia su estado físico, social, mental, entre otros.
Algunos lo hacían simplemente porque les resultaba divertido.
En los centros bancarios se agrupaban grandes filas de carne humana, mayormente debido a la falta de credibilidad que poseía el sistema financiero de la región.
Yo, entre tantos otros, era hueso en la tira de asado del tiempo.
Tiempo muerto. Asesinado.
Aunque a veces me preguntaba si era yo el que asesinaba al tiempo, o era el tiempo el que estaba asesinando.

Se fijó fecha para el 7 de Setiembre.
Ese día todas las personas, absolutamente todas (niños, viejos, ricos, pobres, abogados, estrellas de rock, presidentes y monjas) saldrían a las calles y comenzarían a gritar.
Gritar con todas sus fuerzas, hasta reventar las gargantas, en protesta contra el Dios de los cielos.


23:30 del 6 de Setiembre.
Las gentes salen a las calles.
Ya casi nadie se encuentra en casa.
Los gatos y los perros parecen no entender nada.
La ciudad nunca vivió un espectáculo similar.
A 30 minutos de la medianoche la humanidad toda contempla las estrellas.

23:40 del 6 de Setiembre.
Gran nerviosismo.
Nadie se ocupa de socorrer a los desmayados por baja presión.

23:50 del 6 de Setiembre.
La gente prepara las gargantas.
Se sienten carraspeos y ronroneos de gatos.
Algunos perros aúllan.

23:59 del 6 de Setiembre.
Uno empieza a gritar.
Como una reacción atómica, miles de voces se suman a la cadena en fracciones de segundo.

24:00 del 6 de Setiembre.
El sonido es insoportable.
Sube hasta la Luna y baja en picada.
Impacta en la ciudad.
Explota todo a la mierda.

miércoles, 15 de abril de 2009

miércoles, 9 de julio de 2008

Silencio

Un bebé llora y a mi no me importa. Elijo el lugar más alejado del patio de comidas para mi bandeja sola, un lugar con la ventana de pies a techo, una vista a un playón vacío que se moja de lluvia de noche.

Amo estar sola, nadie, nadie, nadie a quien consolar, atender, escuchar, fingir que me importa. Nobody to act for, nadie me ve, camaleón perfecto entre la media del shopping en un viernes a la noche.

Un bebé llora y miro con desprecio hacia esa dirección. Vuelvo a mirar por la ventana y se ve la autopista. Me pregunto si en caso de que hubiera un accidente mi corazón latiría más fuerte o solo me molestaría el hecho de que estuvieran todos mirando contra esta ventana.

Una chica limpia lo que todos dejan, su uniforme dice “clara” y pasa un trapo rejilla en círculos precisos. Un mechón le cae por el costado de su colita. El uniforme le queda grande. A todas las chicas les queda grande. Son invisibles, como las señoras de los baños con su platito de monedas. Lluvia, sol, nubes o estrellas pasan sus días frente al espejo sin poder escapar de ese reflejo.

Un bebé llora y miro mi reloj, un ticket caliente de cine me espera en el bolsillo.

Una pareja come cruzado, en otra ella mira, en otra alguien pide perdón, en otra a nadie le interesa, en otra están muy vestidos para este lugar.

Se acerca la hora de levantarme. Odio dejar mi puesto, me parece que de pronto me hago visible y siento la necesidad de desaparecer de nuevo.

Ese bebé que llora no es mío. Háganlo callar.

miércoles, 4 de junio de 2008

Thursday Child

david bowie canta thursday child en la radio y las veredas se hacen mas suaves, el viento no importa porque acompaña. Chico jueves nada me preparó para tu sonrisa, nada me hizo ver la tormenta. El colectivo atraviesa una dos tres calles y todos adentro me hartan, el boleto se hace nada en mi mano, vos adonde vas? vos adonde bajas? Chico jueves bowie tiene razón, si me lo cruzara por la calle solo le rozaría la mano. Ahora que realmente tenemos una oportunidad todo encaja en su lugar. Monday Tuesday Wednesday born I was.
Tengo que pedir permiso para bajar y no quiero, no quiero rozar los cuerpos, las tristezas, los inviernos. Todos pisan fuerte yo solo quiero volar.
Toco el timbre, frenazo, un escalón, dos, salto a la vereda. See you thursday child.

martes, 3 de junio de 2008

Ladrón de Bicicletas

Un ladrón de bicicletas me contó una historia
acerca de un reloj de pared suizo que se detuvo
y nunca más se pinchó una rueda a mil kilómetros alrededor.

ya nadie anda en bicicleta alrededor del sol.

Un ladrón de bicicletas me contó una historia sobre un títere mordedor
que llora las cicatrices de la mano de su creador.

ya nadie anda en bicicleta alrededor del sol.

Un ladrón me robó la bicicleta que tenía yo cuando era yo
pero ya no tengo bicicletas, porque no necesito ruedas

ahora corro alrededor del sol.

Todo lo que veo es una luna brillando arriba de mi cabeza
porque no veo nada que no sea luna ni veo nada que sea sol.

Ahora duermo con las puertas cerradas y la luz apagada

no se cuando entro, solo entro
y me quedo durmiendo como un feto
hasta que se vaya el invierno.

Te cuesta dejar las cosas
me dijo alguien el otro día
que conocí y que no conocía

yo solo tengo una bicicleta que no es mia
yo solo ando en bicicleta alrededor del sol.



jueves, 24 de abril de 2008

miércoles, 23 de abril de 2008

Beautiful Losers

En el dinner el cartel de neón chilla de bichos ciegos. Polly, la enfermera, revuelve su sueño en un café hondo, mientras en la calle la noche marcó tarjeta y va a cumplir horario completo. "Un café por favor". Siempre el mismo lugar, no siempre la misma gente aunque a las 4 de la mañana la gente pueda parecer siempre la misma. Abandonados, acobardados, perdidos, cansados, sucios, malditos insomnes sin pastillas en el baño.
El asiento largo de cuerina es alto, es perfecto, es el escondite ideal para la escondida pero no hay nadie contando hasta cien ahora. En realidad no hay nadie haciendo demasiado: la tele muda repite noticias iguales en un collage de choques y catastrofes, el humo ocupa el lugar del acompañante, la jarra de café se recalienta en continuado, Polly apoya la cabeza contra el vidrio.
El gimnasio de enfrente sigue abierto con la puerta entornada. Matt no podía tardar mucho más en salir por esa puerta. Por sus manos, por sus miradas siempre a dos centímetros al costado de su cara, por su soledad, siempre iba a ser un boxeador como ella una enfermera. Todos de paso, siempre la misma persona para curar, siempre la misma persona para golpear.
¿Qué fue lo que le gustó de él otra noche de invierno? entró, se sentó, apoyó su bolso de cuero roto y pidió. La camarera le sirvió el café y le hizo un mimo en la cabeza, el se dejó. ¿Eso fue? "que perdida estoy" pensó, "cualquier mascota me enternece".